La harina de hueso puede elaborarse de diferentes maneras, pero la más aconsejable es la calcinada, dado que de esta manera se evitarán contaminaciones por las enfermedades que pudieran tener. Esta se obtiene a través del incinerado de los huesos; esto quiere decir que se los coloca sobre una superficie dura, ya sea tierra o ladrillo, y una vez amontonados se los prende fuego y después de unas horas se consumen hasta quedar transformados en cenizas.
Esta es una excelente fuente de fósforo y calcio para las plantas. El fósforo promueve el crecimiento de las raíces, de las flores y de las frutas, mientras que el calcio promueve la salud de los frutos. La harina de hueso no perjudica las raíces de las plantas.
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